martes, 15 de diciembre de 2009

JÓVENES DE LA COALICIÓN CÍVICA-ARI RECORREN EL CONURBANO BONAERENSE.

Espacio de jóvenes de la Coalición Cívica-ARI de la Provincia, recorren el conurbano, tal cual lo pedido por la líder de ese partido, Elisa Carrió. Ellos dicen: “No es verdad que exista con tanta generalidad una juventud perdida y alienada (…), hay un amplísimo sector de la juventud que es consciente de que el compromiso y la solidaridad, es la herramienta por excelencia para modificar los aspectos lesivos de la realidad”.

Luego de promover su institucionalización, dentro del flamante Partido, en la reforma de la Carta Orgánica del último Congreso Partidario del pasado mes de noviembre, el Espacio de Jóvenes, sigue recorriendo el conurbano bonaerense. Esta vez el encuentro fue en el distrito de San Vicente con autoridades partidarias. Allí, con una serie de actividades de promoción de proyectos, afiliaciones, charlas con los vecinos y recepción de problemáticas, lograron abarcar las localidades de Alejandro Korn y San Vicente, cabecera del distrito.

“Salimos a 'ganar la calle' para comenzar a construir legitimidad desde la vocación más noble, a nuestro entender, de la política, que es la de escuchar y servir a los demás”, adujeron los miembros de ese espacio; y agregaron: “desde hace un tiempo, y en correspondencia con lo que nos pidió Carrió luego del último Congreso Partidario, decidimos contactarnos con compañeros de distintos distritos para trabajar propositivamente con el objeto de fortalecer al partido en la zona más adversa en problemáticas dentro de la Argentina, que es la del conurbano. Es así que nos encontramos con gente maravillosa que nos abrió el corazón y nos aportó de su experiencia y compromiso social, como los compañeros de San Vicente” –apuntaron- en referencia a Graciela Bustamante –Presidente del Partido en ese distrito-, Rodolfo Manuel y Adela Marin.

Además de la labor descripta, los jóvenes que se identifican, entre otros, con el Senador Provincial Fernando López Villa y el Diputado Provincial Walter Martello, afirman, “No es verdad que exista con tanta generalidad una juventud perdida y alienada –dicen-, encontramos en todos los lugares jóvenes con valores, conscientes de los desafíos actuales y con ambiciones de participar y comprometerse. El constante desánimo irradiado desde sectores de interés para inmovilizar a la sociedad, no cunde por todos lados; hay un amplísimo sector de la juventud que es consciente de que el compromiso y la solidaridad, es la herramienta por excelencia para modificar los aspectos lesivos de la realidad, en donde la política ocupa un lugar preponderante para que el cambio genuino se dé a gran escala" -expresaron los jóvenes y añadieron: "somos un grupo de personas cada vez más grande, que con esperanzas bien fundadas, tenemos muy en claro que no está todo perdido y que la política, como dice la Dra. Carrió, puede ser otra cosa; y que no sólo los corruptos, los venales y los especuladores transitorios pueden gobernar nuestro país”, concluyeron.

lunes, 30 de noviembre de 2009

El rol de los jóvenes en la Coalición Cívica – ARI

(Análisis y propuestas para su incorporación partidaria plena)

I. Introducción y contexto

Los jóvenes. ¿Ejecutores de políticas impuestas? ¿Espectadores de una realidad que no pueden cambiar? ¿Actores protagonistas del nuevo tiempo? ¿Garantes del Cambio? Estas cuestiones pretenden iniciar una discusión en torno al papel de los jóvenes frente a la política. Partiendo de una premisa inamovible: “Los jóvenes deben participar en política”. Pero ¿Por que? ¿Para que?

Antes que nada debemos situar el debate en el contexto en el que toman lugar estos interrogantes. Dicho contexto es el de un partido político nuevo, cuyo elemento fundador fue el de un “contrato moral” que fuera capaz de atravesar las visiones parciales y antagónicas que dominaron a nuestro país desde hace décadas, para construir un nuevo esquema de pensamiento donde el principal promotor de la unidad sea la férrea convicción de que son los valores éticos y republicanos los que nos permitirán superar las deudas pendientes de nuestro país. Esto disuelve las categorías pretéritas de izquierda vs. derecha o de peronistas vs. antiperonistas que estructuraron y guiaron nuestra forma de concebir la política, no precisamente para ganarle la batalla a las posturas ideológicas, sino para que estas no se fijen en arreglos antagónicos o maniqueos en los que la firmeza de convicción se transforma en el rechazo a lo distinto y las verdades absolutas impiden la formación de consensos. Frente a la pluralidad de pensamientos, una postura sabia hace del desprejuicio el ámbito más saludable para integrar las disidencias, contrastarlas, complementarlas y crecer a partir de esta experiencia.

Esto es, en un punto, un desafío permanente para aquellos que comenzaron a militar, y por tanto, dieron forma a su estructura de pensamiento, en épocas donde esas categorías reinaban, trazando fronteras bien delineadas entre los distintos grupos de pertenencias ideológicas. En la actualidad, no todos los actores políticos son capaces de hacerse esta clase de replanteos y prefieren seguir conservando esa visión anacrónica. En cambio, muchos otros sí son capaces, y gran parte de aquellos que han decido proyectar el futuro político de nuestro país en torno a esta nueva concepción, forman parte de la Coalición Cívica – ARI.

Existe otro componente que, aunque no es el único, debe ser considerado a parte bajo estos criterios de análisis. Este componente son los jóvenes. La característica que vuelve a los jóvenes sujetos interesantes, no sólo es su siempre mencionado rol protagónico en la construcción del futuro sino, principalmente, la ventaja que tienen por ser jóvenes de poder construir ese futuro desde un nuevo orden de ideas.

II. El país que queremos y el partido que necesita el país.

Debemos definir el rol de los jóvenes en nuestro partido en función de un objetivo fundamental: el aporte del joven debe ser aquel que el partido necesita de forma tal de darle a nuestro país una opción partidaria moderna y preparada para satisfacer las demandas coyunturales así como definir una visión estratégica del país a largo plazo.


El papel de los jóvenes en los partidos tradicionales.

Seguramente, cuando uno analiza la información y los comentarios anecdóticos que emiten personas con experiencia de militancia en otros espacios políticos (sindicales o partidarios), encuentra aspectos positivos y negativos. Quizás, a la hora de hacer balances para alcanzar estadios superadores, se haga más hincapié en los negativos porque uno le atribuye a estos la responsabilidad por sus fracasos (forma parte del sentido común buscar entre nuestras falencias el origen de un error). Por ello es que vamos a extendernos en nuestras críticas hacia lo que, para nosotros, fueron defectos de los espacios de juventud en otros partidos, con la intención de identificar con precisión sus falencias (o simplemente rasgos que tuvieron sentido en su momento pero que ya no lo tienen y conviene no imitar) para dar lugar a esta propuesta superadora que pretendemos impulsar. Sin embargo, cabe recalcar que, con defectos y todo, esas experiencias nos permitirán replantearnos el rol de los jóvenes en la política, como una suerte de enseñanza adquirida a lo largo de nuestra vida democrática. A través de sus aciertos, que de ningún modo fueron pocos, esas “juventudes” dieron pie a la formación de cuadros políticos muy interesantes, y posibilitaron en los tiempos que las estructuras partidarias lo permitían, “rejuvenecer" su espíritu.


La “Juventud” y los “Mayores”

Los partidos tradicionales reconocen al joven como un actor a parte, definido y separado, que se desenvuelve en un espacio delimitado y con reglas propias subordinadas a la orgánica general del partido, dando pie a la fijación en la jerga de cada fuerza, un repertorio de palabras y expresiones que traza de forma conspicua los límites y las incumbencias que le atañe al joven (tal repertorio incluye palabras como juventud, representante de la juventud, mayores, etc). Las temáticas que pueden encararse desde estos espacios, generalmente están sesgadas a problemáticas típicamente relacionadas a adolescentes o asociadas a ellos, como puede ser la droga y el alcoholismo, la nocturnidad, la bulimia y la anorexia, la prevención de enfermedades venéreas, entre otras. Así se da forma al estereotipo y se encasilla al joven hasta que cumple la edad estipulada orgánicamente como “límite para pertenecer a la juventud” (en torno a los 30 años) con un criterio que puede ser tan arbitrario como artificial, en tanto que no contempla la particularidad de cada caso. Mientras tanto, cualquier persona que este por debajo de este limite mencionado en la norma, deberá moverse y manifestarse dentro de este círculo cerrado, haciendo esfuerzos para generar consensos con sus “pares” jóvenes, como si realmente pudiese existir una visión única de ese espacio, que será llevada a los ámbitos de convivencia con los “mayores” como trámite último en el procesos de legitimación.

Esto demuestra la existencia de un preconcepto fuertemente arraigado sobre el que se basa este tipo de organización y que puede resumirse en la siguiente frase: “no hay nada más parecido a un joven que otro joven”. Se pone así en un lugar central a la cuestión etárea, siendo esta capaz de eclipsar a cualquier otra característica en la formación de categorías. Un joven y un adulto que están de acuerdo con la despenalización del aborto, se parecen menos entre sí, que ese mismo joven con otro que esta terminantemente en contra de la despenalización. Esto es un ejemplo entre varios, que demuestra el absurdo en el que se cae cuando en un espacio político, en donde la variable de agrupamiento más importante debería ser la ideológica (dando por hecho que todos dentro de un mismo partido coinciden en los principios éticos que son anteriores a los ideológicos), prevalece un criterio a veces tramposo, como es la cuestión de la edad.

Lo que termina sucediendo es que el espacio de convivencia obligada de los jóvenes se fractura en vertientes que reproducen, y hasta pueden superar, las fracturas existentes en el ámbito propio de los mayores, generando así una dependencia no vinculante entre mayores y jóvenes: dependencia porque las decisiones que deban tomarse hacia dentro de la “juventud” tendrán en cuenta los conflictos fuera de esta, pero no vinculante porque las determinaciones que tomen quedarán inevitablemente circunscriptas a ese espacio, dado que al sector de mayores solo llevan una representación mínima asegurada por un cupo marcadamente minoritario.

Un espacio de jóvenes que mimifica los mecanismos de los mayores, pese a que puedan alegar una supuesta independencia de ellos, no hace ni más ni menos que asegurar la reproducción en el tiempo de las prácticas políticas. En ese sentido, la existencia de un cupo pone la estructura de la juventud al servicio de llenar esos espacios vacantes que serán ocupados por los representantes de los jóvenes, abriendo espacios de poder y liberando la lucha por esos espacios. De esta forma se acentúa aún más la reproducción de las prácticas políticas y se limita enormemente la capacidad de replantearse y reformularlas.

La pregunta es entonces: ¿De que sirve ser joven si en definitiva estos terminan haciendo exactamente lo mismo que los mayores?¿Qué valor agregado aporta un joven que en los hechos se conduce igual que los mayores y se impregna de todas sus pácticas?

III. Incorporación del joven como actor político pleno

Ha quedado en claro que el joven debe ponerse a disposición de un partido, del mismo modo que el partido debe ponerse a disposición del país, y que la naturaleza y la organización del espacio que se construya dentro del partido para darle lugar a los jóvenes, debe ser cuidadosamente definida y diseñada para que no sea en si misma, desde su concepción, una trampa que anule la contribución que tienen para hacer los jóvenes.

Dijimos también que el aporte del joven es, en resumidas cuentas, el de dinamizar el flujo de ideas dentro del partido, impidiendo su anquilosamiento ideológico y aportando la frescura y la capacidad de adaptación que demanda la cinética política.

Sin embargo, llegado ahora el momento de describir por la afirmativa cómo creemos nosotros que debe ser ese espacio, nos topamos con el desafío de definir lo que es ser joven, o cuanto menos, dar una idea de lo que implica. El primer obstáculo para esto es el de las arbitrariedades, como dijimos antes, en las que se cae al pretender fijar una edad límite para “ser joven”. Los límites en realidad son difusos: hacia abajo en la escala cronológica un joven puede confundirse con un niño, y hacia arriba con un adulto, con lo cual más que buscarle cotas, resulta más útil describir los rasgos que le son típicos a los jóvenes

Capacidades y características de los jóvenes

En líneas generales los jóvenes no son seres calmos. La juventud es un momento de plenitud en el que todas las actividades se encaran con especial ahínco y fuerza, sosteniendo un espíritu indómito y una actitud constante de anteponer la critica frente a la mirada pasiva. La creatividad y la habilidad de asimilar sin problemas los cambios que van surgiendo dentro de la sociedad, le confieren la capacidad de articularse e imbricarse con la experiencia de los adultos para dar forma a un dispositivo extremadamente poderoso que maximice sus potencialidades, y, de esta manera, nos permita alcanzar mayores y mejores producciones.

En ese sentido, el joven, como sujeto formado dentro de un paradigma nuevo, globalizado, protagonista y promotor del avance de las últimas tecnologías, y con una mayor libertad para formar nuevas categorías de ideas, tiene la facultad de servir como motor y vía de una transición en la cual la concepción tradicional de partido político se vea desafiada y reformulada para salir al cruce de los nuevos desafíos que comienzan a aparecer en todos los niveles geográficos, así como aquellos desafíos nuestros que vienen de larga data, como la pobreza, la desnutrición, el deterioro en la educación y la falta de conciencia cívica, republicana y democrática

Se dificulta, entonces, pensar al joven como un mero espectador, un ejecutor, o, peor aún, un mero peón del ajedrez partidario. Es indispensable que jóvenes capacitados ocupen lugares ejecutivos y de planeamiento. Será enriquecedor que participen en el diseño de las políticas y estrategias. A diferencia de lo que criticamos de otras experiencias partidarias, proponemos que el joven se incorpore plenamente en la toma de decisiones pero prescindiendo del rótulo de “joven”. Debemos evitar que su edad se convierta en un motivo de discriminación encubierto y fomentar que prevalezca siempre el concepto de idoneidad, aclarando que una persona idónea no es solamente la que lleva más años cumpliendo un determinado rol, sino aquella que manejando los conocimientos necesarios para el desempeño de su función, puede hacer un aporte extra desde sus condiciones personales, entendidas estas en un sentido amplio. Así, se estará incorporando en la ecuación de idoneidad, todo lo antes mencionado sobre la naturaleza de los jóvenes, de forma tal que durante una competencia por acceder a un espacio vacante, frente conocimientos teóricos similares que puedan poseer un joven y un adulto, valdrá la experiencia del adulto pero también la flexibilidad y la capacidad innovadora del joven a la hora de definir quién es el más idóneo para cubrir ese puesto, siendo una cuestión a considerar según el caso, cuál de estas característica pesa más.

IV. Creación de un espacio de jóvenes innovador

Llegamos al punto de describir nuestra propuesta sobre la naturaleza y la organización de un espacio integrado de jóvenes.

Si creemos que los jóvenes deben integrarse plenamente a la vida partidaria en igualdad de condiciones a otros grupos, prescindiendo del rotulo de jóvenes que aparece en la carátulas de todas sus acciones, ¿Por qué insistimos en que se cree un espacio para jóvenes? ¿Cómo se evitará que tal espacio tropiece con los mismos errores que otras experiencias?

A continuación enumeraremos las razones y las características que deba tener el espacio para poder contestar exitosamente estas respuestas:


Razones

Atractivo. Es indudable que a la mayoría de los jóvenes le resulta más atractivo y tentador un grupo de personas de su misma edad, que compartan con él los hábitos y el vocabulario informal. Desde la identificación en base a estos rasgos primarios, es mucho más sencillo sortear la distancia que existe entre lo jóvenes y la política. Es fácil comprobar que parte de su desaliento a participar en un partido, se refuerce por el preconcepto que tienen en relación a lo “viejos” o “pasados de moda” que resultan “los políticos”. Así, la falsedad de este prejuicio se puede demostrar haciendo convocatorias desde un espacio de jóvenes, con propuestas ideadas por jóvenes.

Adaptación. La adaptación es un proceso obligado para cualquier persona sin experiencia, que pretenda incorporarse a un espacio nuevo. Nuestro partido político debería formar espacios transitorios en el que las personas que se incorporan para participar de activamente, vayan asimilando de forma gradual el conjunto de elementos que le son propios a un partido político. Esto incluye cuestiones fundamentales como los principios e ideas del partido, así como el modus operandi, las prácticas, el tipo de actividades, los tiempos y hasta la jerga del mismo, que muchas veces ofician de principal obstáculo para la incorporación de gente nueva.

El joven, en particular, requiere de un espacio de adaptación que le permita amoldar y contrastar sus ideas y utopías con la realidad y el funcionamiento orgánico del partido, como una especie de rampa que sin sobresaltos le de la oportunidad de incorporarse, al evitar posibles choques con estructuras muy rígidas, propias de la organicidad del partido.

La razonabilidad como contraposición de la rebeldía, es un rasgo que muchas veces, desde el prejuicio, se considera ajeno a los jóvenes casi por definición. Definitivamente creemos que esto no es así. La razonabilidad también es una capacidad existente en los jóvenes, que es factible de ejercitar en espacios de aclimatación como los que estamos proponiendo, e inclusive facilita su fortalecimiento desde el momento en que crea un contexto menos áspero para asimilar las variables propias de la política. Abrir un espacio y un tiempo en el que el crecimiento intelectual personal del joven corre en paralelo a esta asimilación de variables, optimiza y asegura su participación sin que se corra el riesgo de perder su aporte o de forzarlo sin que estén dadas las condiciones para que esto se de en buena forma.

La adaptación incluye también familiarizarse con los nombres y las anécdotas que circulan en ámbitos informales como una introducción y hasta un refuerzo de lo que se trata en las reuniones formales, que muchas veces por desconocimiento hacen que se pierda gran parte de la información y se dificulte hacer un análisis pormenorizado de lo que se debate.

Generar un espacio que sea preparativo y transitorio incrementará las probabilidades de que un joven que se acerque al partido, permanezca y aumente su grado de compromiso con el mismo.

Formación. La formación es una etapa distinta a la de adaptación. Terminada la adaptación una persona puede estar preparada para entender o aceptar un acontecimiento político, aunque sea de forma parcial, y tiene límites más o menos perceptibles. En cierta manera, una persona se adaptó a su entorno cuando ya no se siente extraño al funcionamiento del mismo. La formación, en cambio, es un proceso que tiende a dotar al militante de las herramientas necesarias para enfrentar de forma efectiva las problemáticas que plantea la sociedad y que delega al sistema político para su resolución. Cuando se encara hacia los jóvenes, la formación debe estar planificada considerando los intereses particulares que puedan estos tener. Un espacio ideado para contener jóvenes en su tránsito hacia la vida partidaria plena, no puede prescindir de estas instancias en las que los mismos jóvenes interactúen con las autoridades del partido encargadas del tema, en la planificación de contenidos para su formación.

Consolidación de los atributos propios del joven.

Como resultado del proceso de adaptación y formación no debe disolverse el valor agregado que trae el joven para aportar al partido. Ni adaptación ni formación significan mimetización. Es en este punto, donde la existencia de un espacio de jóvenes cobra mayor importancia. Con anterioridad hablamos de las trabas ideológicas que, forjadas en el pasado no tan reciente de la Argentina, funcionaban como una especie de cepo capaz de impedir la dinámica de ideas que el país requiere y que nuestro partido se comprometió a encarnar. Un espacio de jóvenes se convierte en un reaseguro de este compromiso, que permita la circulación de visiones e ideas “frescas” durante el proceso de adaptación (que no se dará solamente desde este espacio, como veremos más adelante) de forma de impedir que su acervo se aplaque y desdibuje durante la convivencia con aquellas personas que puedan no haberse desprendido del todo de las visiones políticas que arrastran de su pasado en otras fuerzas.

Características

Estructura organizativa mínima: Horizontalidad y rotación de roles. Para evitar que este espacio se desfigure con disputas de poder innecesarias que puedan chocar con los motivos que impulsan a los jóvenes a incorporarse en política, no debe dotarse al espacio, en ninguna de sus instancias (provincial, seccional, municipal) de estructuras jerárquicas sin sentido, que no hagan más que reproducir, como describimos antes, el funcionamiento y las prácticas partidarias avanzadas. Formar estas nociones de poder y disputa de poder, requieren de un tiempo y una gradualidad para su correcta concepción que se excluye con la creación de puestos políticos “fuertes” hacia dentro del espacio de jóvenes, entendiendo por fuertes a aquellos puestos a los que es necesario llegar para poseer un grado mayor de influencia sobre la estructura partidaria. En todo caso, los lugares de privilegio deben ser aquellos a los que se llegue sin que haya necesidad de poseer un cargo o una “chapa”, sino, por el contario, por la capacidad propia de cada uno de sobresalir dentro del conjunto de “pares”.

Así, los roles que se creen para darle organización al espacio deben fomentar la participación y no reducirla, generando un mecanismo de rotación que de seguridad a todos los integrantes de que se esta cumpliendo con la premisa de no-imposición.


Codependencia de otras estructuras partidarias.

Creemos que el espacio debe llegar a un equilibrio entre el grado de libertad que pueda tener hacia dentro o fuera del partido con lo que es el resto de la orgánica partidaria. Debe poseer libertad para discutir, discrepar y formar criterio sobre las cuestiones que se planteen en su seno, así como de planificar acciones partidarias (difusión, formación, legislativas, etc) siempre y cuando estas no se contrapongan con el espíritu y los principios del partido. De la misma forma podrá desarrollar un dialogo fluido con otras instancias partidarias.


Prioridad pero no exclusividad.

Si bien debe ser un compromiso del partido en sus instancias municipales, seccionales y provinciales apostar a la consolidación de este espacio para asegurar el aporte continuo de nueva militancia y nuevas ideas, esta etapa debe estar acompañada por una inclusión creciente de los que se incorporen a la vida partidaria. De hecho, esta es la clave para que en el espacio no se “estanquen” los jóvenes. Los jóvenes no deben incorporarse plenamente a la política cuando dejan de ser jóvenes, sino cuando aún siéndolo, están dotados del saber y la experiencia mínima para volcar sus atributos de jóvenes al patrimonio partidario en su totalidad.

Compromiso partidario para su correcto funcionamiento.

Los mayores, adultos y/o jóvenes que ya hayan superado la instancia de adaptación, son los garantes del correcto funcionamiento del espacio. Deben incentivar a los jóvenes para que estos hagan su aporte como miembros plenos del partido, sin poner en riesgo su capacidad para reformular ideas y practicas que consideren susceptibles de modificaciones. Este compromiso debe ser transversal a las líneas internas del partido, para que las diferencias que puedan existir entre ellas no copen su desarrollo ni vicien su finalidad.



Incorporar un nuevo Capítulo sobre la Organización de la juventud:


“Art XX: En cada uno de los distrititos de la provincia podrán conformarse Mesas Distritales de Jóvenes, a integrarse por todos los jóvenes afiliados al partido
.
Articulo XXXX en cada Consejo Municipal se creará la Secretaría de Juventud, cuya función será coordinar el funcionamiento de la Mesa Distrital de Jóvenes, será el encargado de hacer la convocatorias a las reuniones y de coordinar acciones con el resto de la Mesa Distrital. Cada Mesa Distrital de Jóvenes deberá redactar su propio reglamento de funcionamiento.
Artículo XXX: En cada una de las secciones electorales se crearán las Mesas Seccionales de Jóvenes como ámbito de encuentro para las mesas de jóvenes de los distritos.
Artículo XXXXX: En el ámbito de la provincia funcionará la Mesa Provincial de Jóvenes que deberá reunirse como mínimo dos veces por año para decidir lineamientos políticos generales de modo tal de unificar criterios básicos en los ámbitos Seccionales y Distritales.
Los roles ejecutivos que se institucionalicen dentro de las Mesas Seccionales y la Mesa Provincial, deberán ser los requeridos para su correcto funcionamiento y rotativos en un tiempo prudencial para que haya continuidad en su desempeño. Las decisiones que se tomen en su seno serán colegiadas y sin posibilidad de que haya diferencias jerárquicas entre sus integrantes. Los reglamentos que se dicten para darle orden institucional serán consensuados por sus miembros.”

¡Jóvenes del ARI festejaron junto a los chicos el día del niño en Avellaneda!

Los jóvenes del ARI de avellaneda junto a los miembros de la mesa del mismo partido, entregaron juguetes, chocolatada y alfajores a más de mil chicos en el parque Sarmiento de Villa Domínico.
La jornada comenzó con la entrega de chocolatada caliente con alfajores. Al mismo tiempo los jóvenes armaban globos con distintas formas para los chicos y pintaban sus caras.
Durante la misma, se repartieron a los padres folletos informativos sobre el INCINI, el principal proyecto del ARI, y se conversó con ellos acerca del mismo.
Se regalaron juguetes a todos los niños que festejaban en el parque y por último se sorteó una bicicleta.
La jornada se pudo llevar a cabo con la colaboración de los legisladores del ARI, Walter Martello y Fernando López Villa, y del concejal del distrito, Jorge Pineda.
Agradecemos a nuestros legisladores, y a las autoridades del ARI, Ricardo Medina, Santiago Linieri y Cecilia Martin, que junto a los jóvenes de esta fuerza política lograron llevar adelante un día diferente para los niños avellanedenses.

JOVENES DEL ARI FESTAJARON EL DIA DEL NIÑO

Los jóvenes del ARI organizaron una jornada recreativa en la Plaza Rigolleau de Berazategui para celebrar el Día del Niño. También participaron de los festejos la concejal de la Coalición Cívica, Ana María Cioch, y la concejal electa, Beatriz Kenny.
Una actividad organizada por los Jóvenes del ARI de Sección Tercera de la Provincia y por la agrupación de Jóvenes del ARI de Berazategui, junto con otros militantes del partido, se llevó a cabo en Plaza Rigolleau de Berazategui para celebrar el Día del Niño.

Fue una jornada repleta de alegría para los chicos, donde se repartieron golosinas, globos y se realizaron diversas actividades recreativas para agasajar a todos los niños y niñas que se acercaron al lugar.

También se buscó difundir y explicar a los padres en qué consiste el ingreso ciudadano a la niñez (INCINI), proyecto de ley presentado originalmente en el año 1997 por las entonces Diputadas Nacionales Elisa Carca y Elisa Carrió, retomado y actualizado en el 2004. El INCINI es una propuesta que consistiría en entregar una suma de dinero abonada mensualmente por el estado a cada madre o tutor de todos los niños argentinos; la misma constituye una política universal basada en otorgar a la totalidad de los niños del país la posibilidad de contar con un ingreso básico garantizado fiscalmente para prevenir que caigan en extrema pobreza.

Con el INCINI no se establecen requisitos o condicionantes adicionales por parte de los beneficiarios directos o de los padres o tutores, como ser el estado de desempleo o la situación de pobreza, superando la cobertura, por ejemplo, del plan “jefes y jefas” que selecciona según el tipo de empleo de los mayores. Por otro lado, más allá de tratarse de una política universal que abarca a todos los niños del país, el mismo proyecto también contempla profundas reformas tributarias para que aquellas familias que no necesiten de este ingreso lo devuelvan indirectamente a través del pago de sus impuestos. Además, se evitaría los excesivos gastos administrativos como requieren los planes focalizados, no se desincentivarían los esfuerzos personales para la búsqueda del empleo formal y evitaría las situaciones de clientelismo al eliminar las mediaciones para acceder a los beneficios.


Con la difusión de este proyecto también se busca su pronto tratamient
o en el Congreso de la Nación, de manera de promover medidas que permitan combatir eficazmente la situación humillante de la pobreza de nuestro país, especialmente la de los niños, ya que en la Argentina la mayoría de los pobres son niños y la mayoría de los niños son pobres, evitando así que se vean forzados a trabajar y a abandonar la escuela.

La jornada se pudo llevar a cabo con la colaboración de los

legisladores del ARI, Walter Martello y Fernando López Villa, y de laconcejal del distrito, Ana María Cioch.